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¿Fue Estado Islámico a comprar armas a Ucrania?

Una agencia de noticias kuwaití asegura que Estado Islámico ha estado comprando misiles antiaéreos en Ucrania. La historia resulta terrorífica pero presenta muchas incertidumbres y algunas inconsistencias.
Un sistema de misiles antiaéreos Igla fabricado en Rusia.
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Todo empezó con un febril informe publicado en noviembre por un pequeño medio de comunicación del Golfo Pérsico. "Fuerzas de seguridad han interceptado y desmantelado una célula multinacional del llamado Estado Islámico (EI)", proclamó una agencia de noticias de Kuwait. "El sistema de vigilancia de las agencias de seguridad", relataba, ha infligido "un tremendo revés a los terroristas" durante el despliegue "de una poderosa operación para localizar a radicales en el estado".

La noticia contenía en su interior una reivindicación que ha atormentado a la prensa y ha desconcertado a los expertos en armas: la organización yihadista Estado Islámico habría adquirido lanzamisiles, la clase de artefacto capaz de derribar a un avión comercial de pasajeros durante su despegue o su aterrizaje, en suelo europeo. Nada más y nada menos que en Ucrania — un país actualmente infestado de armas, desestabilizado por la crisis política, y sacudido por 19 meses de guerra contra las fuerzas pro rusas, que cuentan con el respaldo del Kremlin.

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El ministerio del Interior de Kuwait reivindicó haber arrestado a seis personas que formaban parte de una célula extremista que estaría apoyando a Estado Islámico (EI). La organización estaría presuntamente encargada de cerrar acuerdos de venta de armas, reclutar a guerrilleros y recolectar dinero que era posteriormente ingresado en cuentas bancarias relacionadas con la organización yihadista en Turquía. Entre los sospechosos detenidos había un ciudadano libanés, un kuwaití, un egipcio y tres sirios. Dos ciudadanos sirios y otros dos australiano-libaneses habrían escapado, según informaron las autoridades.

Según contaba la noticia, el cerebro de la trama — un libanés llamado Osama Khayat — habría confesado haber suscrito acuerdos de venta de armas en una localización de Ucrania que no ha trascendido. Entre el armamento que se habría vendido a la organización terrorista habría misiles antiaéreos de fabricación china, también conocidos como sistemas de defensa aérea portátiles (MANPADS en sus siglas en inglés) — en particular los modelos FN-6 — además de otro armamento no identificado y de equipamiento de telecomunicaciones. Estas, según reivindicaba el informe, habrían sido embarcadas rumbo a Turquía y trasladadas clandestinamente desde allí hasta manos de los guerrilleros yihadistas en Siria. Según la misma noticia, uno de los cómplices, el súbdito de origen sirio Abdulkarim Mohammed Selem sería, además, propietario de una empresa de armas radicada en Ucrania.

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En imágenes: armas y gatitos en el frente de la guerra olvidada de Ucrania. Ver aquí.

En un primer momento, las alegaciones sonaban tan plausibles como tentadoras. A fin de cuentas, la guerra que se está librando al este de Ucrania ha multiplicado el riesgo de que haya florecido un enorme e ilegal mercado de armas alrededor de la volátil zona en conflicto. La ex república soviética, que según la organización Transparency International es una de las más corruptas del planeta, es el hogar de varias redes criminales profundamente enraizadas y dispone de una legendaria reputación en el mercado del tráfico de armas. Las posibles rutas de entrada y la presunta ruta clandestina hasta Oriente Medio, bien podrían haberse desplegado por extensiones de la costa del mar de Azov que escapan al control del gobierno; o, incluso, a través del infame puerto de Odesa, proverbial escenario de tráfico ilegal y de sobornos, tan constantes como su marea.

Además, tampoco existe nada que invite a pensar que Ucrania sea inmune a la presencia de Estado Islámico. El servicio de seguridad del país, el SBU, dice haber arrestado hasta la fecha a seis presuntos miembros de la organización yihadista. "Se trata de individuos que normalmente son interceptados cuando se hallan en tránsito, procedentes de otros países. Normalmente provienen de antiguas repúblicas soviéticas como Tayikistán, Kirguistán o de zonas del Cáucaso Norte", explica un agente de la cúpula del SBU que solo se ha avenido a hablar con VICE News a cambio de que se preserve su anonimato. "Están en las listas de la Interpol y de vez en cuando nos encontramos con que han acudido aquí a esconderse". La semana pasada, sin ir más lejos, un presunto yihadista fue detenido cerca de Kiev, la capital. También se interceptó a un individuo del que se sospecha que es miembro del frente al-Nusra, la filial siria de Al-Qaeda.

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Mira el dispatch de VICE News,'Ruleta Rusa: Puede que la guerra haya terminado'(pronto con subtítulos en español):

Pese a todo, una mirada más minuciosa, revela enseguida que la tesis de que Estado Islámico se esté abasteciendo de armas en Ucrania resulte de todo menos probable. Sucesivas entrevistas con expertos descubren enseguida los socavones que cuajan la versión kuwaití.

En primer lugar, hay que preguntarse qué necesidad existe de vender lanzamisiles producidos en China a un país, proverbialmente conocido por su despensa armamentística, por un almacén explosivo alimentado abundantemente desde tiempos de la Unión Soviética. Los ucranianos, por su parte, defienden que cualquier conexión de los suyos con semejante trama sería, en última instancia, insustancial, apenas un destello en una guerra explosiva. Otros sugieren que el discurso kuwaití haya afluido como parte de una campaña de desinformación, que podría ser motivada por toda clase de conspiraciones.

Así pues… ¿Dónde se abastece Estado Islámico de su arsenal? Existen dos fuentes, cuenta Damian Spleeters, investigador de campo en la organización Conflict Armament Research, y especialista en armamento yihadista. "Uno. Se incautan de las armas de las fuerzas de seguridad tanto sirias como iraquíes", explica. "Y dos, se las arrebatan a otros grupos rebeldes, especialmente en Siria".

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Irak y Siria están inundados de MANPADS. Muchos de ellos son los modelos FN-6. Los estados del Golfo Pérsico han reconocido haber suministrado gran parte del armamento en cuestión a los grupos de la oposición a través de Sudán. Se trata, básicamente, de lanzamisiles de tierra-aire que se apoyan en el hombro antes de ser disparados. Sudán sería el canal que alimentaría una guerra subsidiaria contra las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assd. Estado Islámico se ha incautado de una parte de ese arsenal antiaéreo y lo ha empleado para derribar helicópteros.

"Existen varios países más entre Oriente Medio y África del Norte, que estarían estrechamente vinculados a Ucrania, y en los que Estado Islámico dispondría de un buen número de discípulos ideológicos y de libertad logística — de tal manera que, en caso necesario, podría acudir a ellos para aprovisionarse", relata Nic R.Jenzen-Jones, experto en armas y director de Armament Research Services, una consultoría especializada en inteligencia técnica. Su firma ha documentado la presencia de varios MANPADS distintos en la guerra de Ucrania; las armas procederían de Polonia, Rusia y de la misma Ucrania.

Este no es el único vínculo entre Estado Islámico y Ucrania. "Si bien es la primera vez que una denuncia parecida ha despertado la atención internacional, la conexión no se ha dilucidado hasta que varios analistas y determinadas fuentes han decidido mantener conversaciones confidenciales", añade Jenzen-Jones.

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Sin embargo, el argumento de que los FN-6 fueron comprados en Ucrania, sigue hundido bajo un inmenso interrogante, ya que Ucrania es un país que no tiene antecedentes conocidos ni en la producción ni en la adquisición de dicho armamento. El ministerio de Defensa ucraniano desmintió de inmediato las acusaciones de Kuwait y aseguró que jamás "ha facilitado los medios para transportar el armamento en cuestión".

'Si eres un criminal ucraniano, hacerte con MANPADS de la era soviética es un juego de niños'.

Según Mark Galeotti, profesor de Asuntos Globales en la universidad de Nueva York, y escritor versado en la delincuencia criminal de la Europa del Este, existen evidencias muy escasas de que el armamento chino esté circulando por Ucrania. De hecho, normalmente, misiles como los FN-6 llegan directamente a Siria desde China, Pakistán, o, más probablemente, desde Sudán, y resultaría ciertamente rocambolesco desviar la ruta para hacer escala alguna en Ucrania.

Claro que tampoco se puede decir que sea imposible: los criminales son, a menudo, "oportunistas que negocian con lo que tienen", explica. Claro que resulta desconcertante. "Si eres un criminal ucraniano, hacerte con MANPADS de la era soviética es un juego de niños. De manera que la pregunta es: ¿por qué nadie tendría que molestarse y arriesgarse en conseguir las armas en cualquier otro sitio?

Todos los expertos entrevistados aseguran que la vía más obvia y accesible de Ucrania para hacerse con armamento portátil que puede dispararse con el hombro, es la de la antigua Unión Soviética. De allí proceden modelos tales como el Igla o el SA-7, empleado en guerras por todo el mundo a partir de los años 70, desde Afganistán a Vietnam, pasando por las guerras civiles que brotaron insaciablemente por todo Sudamérica.

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"He visto cosas muy raras en el mercado negro de armas internacional, pero lo de los FN-6 es bastante insostenible", explica Matt Schroeder, experto investigador para Small Arms Survey, y especialista en lanzamisiles. "No tenemos ninguna evidencia de que el gobierno ucraniano esté importando FN-6, de manera que es todavía más improbable que Estado Islámico se haya abastecido de ellos. Además, tampoco existe ningún motivo que invite a pensar que las tropas respaldadas por Rusia los tengan, puesto que los rusos producen sus propios MANPADS".

Schroeder también señala que no existe ninguna evidencia fotográfica de la existencia de los FN-6 en Ucrania. "En Ucrania se ven muchos MANPADS — los rebeldes no tienen problema en exhibirlos. Sin embargo, se trata de sistemas diseñados en Rusia o por la antigua Unión Soviética. Así que la tesis de los kuwaitíes es realmente pintoresca, muy bizarra. Sería un descubrimiento tan fascinante como improbable, de modo que necesita ser bien documentado".

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A pesar de todos los argumentos que lo rebaten, no está de más hacer un ejercicio de imaginación. Imagínate que una célula terrorista ha desafiado al sentido común y a la opinión de los especialistas, y ha conseguido cerrar un acuerdo similar. Entonces… ¿Quién sería el comprador? ¿un funcionario corrupto del ministerio de Defensa? ¿un comandante rebelde enajenado? ¿lo mismo alguno de los ultranacionalistas paramilitares que deambulan por Ucrania?

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Seguro que estos últimos no lo harían jamás, argumenta Alexander Clarkson, profesor de Estudios Europeos en el King's College de Londres. "Las milicias ucranianas son de ideología radical y odian a los yihadistas", relata. "No va con ellos. Además, en caso de que estas armas hubiesen llegado a Siria a través de las milicias y de sus conexiones chechenas, hubiesen terminado en manos del Frente al-Nusra, que todavía dispone de un estrecho vínculo con Chechenia, o de Jaish al-Fatah. Pero ni los chechenos ni los ultranacionalistas hubiesen acudido jamás a Estado Islámico, una organización que exige a los futuros yihadistas a los que recluta, que rompan con la etnia y con el entorno político del que proceden".

Habida cuenta de la escalada de la campaña militar rusa contra todos aquellos que se oponen a Assad, como EI, las tropas rebeldes pro-rusas de Ucrania deberían de ser el último minorista con el que cerrar trato alguno. Especialmente en un escenario tan improbable como el corazón del enemigo moscovita. "Por mucho que sean rebeldes, su ideología les impediría hacer algo así", concluye Clarkson.

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Las organizaciones criminales prefieren normalmente enriquecerse a comportarse noblemente. Y eso las convierte en el candidato perfecto para el tráfico de armas. Los criminales cerrarán acuerdos con quién sea si el precio les parece adecuado. Pero incluso los criminales tienen sus escrúpulos, y, a menudo, prefieren no mezclarse con terroristas porque saben que son una mala imagen para el negocio.

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"Los terroristas no son de confianza por definición", razona Galeotti. "Además, acuerdos de tal calibre con terroristas elevan tus problemas hasta otra nueva dimensión. Si decides hacer negocios en los que pones en jaque la seguridad nacional de otros países, tienes muchas más posibilidades de ser atrapado — quienes persiguen esa clase de delitos son agencias a las que no quieres enfrentarte. Tienes menos posibilidades de huir, o de sobornar a nadie mientras lo intentas, y te expones a castigos mucho más severos".

En las últimas décadas, el tráfico ilegal de armas en Ucrania ha florecido estimulado y fagocitado por el colapso de la Unión Soviética, y por el subsiguiente aumento de las organizaciones criminales capitalistas. El país se convirtió en un lugar estratégico para el tráfico internacional de armas gracias a sus legendarios puertos, especialmente el de Odesa, en el mar Negro, un enclave fundamental para mover armamento entre Rusia y la pequeña y escindida Transnistria.

'Los terroristas no son de confianza por definición'.

El conflicto del este de Ucrania, que estalló el año pasado, se ha cobrado ya la vida de 8.000 personas, y ha provocado que los traficantes de armas del país se hayan visto reducidos a dos categorías: los patriotas y los solitarios.

"En 2014, un gran número de personas se vieron obligadas a elegir de qué bando estaban", explica Clarkson. "Muchos optaron por el proyecto alambicado y caprichoso de construir un estado ucraniano. Los traficantes de armas más 'patrióticos' decidieron invertir en la operación y ahora se dedican a pagar los sueldos de determinados batallones, y a desarrollar un industria armamentística ucraniana".

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En el otro bando, están aquellos que rechazaron la opción de legalizarse y que decidieron asociar sus actividades empresariales y sus contactos con el estado ucraniano. "Estos traficantes de armas están ahora mucho más desconectados del día a día de lo que sucede en Ucrania de lo que estaban entonces", añade Clarkson. "Se están quedando fuera de todos los negocios que se están cerrando en materia de armas, y de todas las instalaciones y complejos militares".

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Si bien existían miedos fundados a que la guerra de Ucrania desencadenara la inmediata y fulminante formación de un mercado negro de armas de toda índole, parece que ha sucedido, exactamente, lo contrario. Al menos, a corto plazo. Se ha producido un efecto esponja. En tiempos de guerra, cuando la demanda es alta, las armas se concentran en un único país. Cuando el conflicto termina, las armas empiezan a repartirse. Y si bien en el este de Ucrania los enfrentamientos han vuelto a estallar después de dos meses de calma, no hay ninguna evidencia de que la segunda fase haya arrancado todavía.

"Hemos contemplado como salían a la luz algunas cantidades de armas en los Balcanes y en el este de Europa", cuenta Jenzen-Jones. "Pero no hemos presenciado grandes operaciones destinadas a dinamitar los almacenes de armas y de municiones que han escapado de las manos del gobierno. Ni siquiera hay rastro de la venta indiscriminada que se ha producido en muchos de los conflictos en el Norte de África. Ello se explica, presumiblemente, por el requerimiento de armas y de municiones para combatir la guerra en curso, o bien por motivo de algún tipo de almacenamiento estratégico".

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Volviendo a la cuestión de EI, lo más probable es que si ha existido alguna implicación en el lado ucraniano, que esta haya sido lateral: lo mismo haya existido la participación de un intermediario entre los dos grandes bandos, aunque tal sería una fuente de lo más improbable. Alguien podría haber importado los FN-6 a Ucrania desde China, quizás alguien que se ha hecho pasar por un agente del gobierno, lo mismo tras falsear un certificado de uso final. Claro que no existe evidencia alguna que lo pruebe.

En realidad, existe un precedente de este caso; uno, más bien, vago. "El único desvío de armamento ucraniano que he presenciado se produjo hace dos años", explica Spleeters. Y cuenta que, en 2010, Ucrania vendió munición de 7,62 milímetros para Kalashnikovs, a Arabia Saudí. Por lo visto, los saudíes mandaron la remesa más tarde a facciones rebeldes sirias que se encontraban en Alepo. "Claro que no se puede decir que estemos ante un caso en que Ucrania esté armando a la oposición siria. Ni remotamente", concluye.

Supongamos entonces que el informe en cuestión, la historia de cómo Estado Islámico se ha aprovisionado de sistemas de misiles en Ucrania, es falso. Entonces, ¿por qué motivo alguien ha decidido publicar dicha información? ¿y qué nos estaría diciendo el motivo en cuestión de los perpetradores del embuste? No hay que olvidar que nadie ha obligado a Kuwait a publicar esta información.

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Para empezar, ningún país quiere ser acusado, ni aunque sea de manera indirecta, de estar armando a Estado Islámico —sería aberrante, en el mejor de los casos. "Existe la teoría de que ciertos estados del Golfo Pérsico han suministrado las armas en cuestión a los rebeldes que luchan contra las fuerzas de Assad. Sin embargo, la remesa habría sido interceptada por miembros de EI", detalla un experto en armas, que solo accede a hablar con VICE News a cambio de hacerlo anónimamente, pues sus declaraciones podrían herir la susceptibilidad de más de uno. "Existe una pequeña posibilidad de que todas estas reivindicaciones que están saliendo de Kuwait sean parte de alguna suerte de intento internacional de difundir algunas informaciones falsas con el objetivo de destruir el sospechoso vínculo que emparenta a los FN-6 con Siria y los estados del Golfo. Sería una manera de democratizar las responsabilidades, y de abrir la veda para suponer que existen otras líneas de suministro".

Igualmente, la presunta negligencia informativa también serviría para desacreditar a Ucrania, un país que ya tiene, actualmente, a un enemigo de envergadura —Rusia, un país con una dilatada y ominosa experiencia cuando se trata de desacreditar a sus enemigos,

"Podría tratarse de una negligencia informativa orquestada por Rusia, o también podría ser que Kuwait no desee que sus conexiones armamentísticas con China y Pakistán sean objeto de la atención internacional", explica Clarkson. "Tanto Russia Today como otros medios informativos afines al Kremlin, se han dedicado, desde entonces, a proclamar que existe, no se sabe muy bien cómo, un vínculo entre Estado Islámico y Ucrania. Y, si es necesario, señalarán también al SBU, al Mosad, a la CIA o a quien haga falta para continuar con su chaladura. Hay que tener muy en cuenta que puede tratarse de una deliberada estrategia desinformativa".

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Galeotti, de hecho, comparte la misma hipótesis. "Sabemos que muchos de nuestros 'gloriosos aliados' en el Golfo Pérsico han estado implicados en toda suerte de embarazosas actividades en Siria. Que las armas han terminado en manos de grupos vinculados a Al-Qaeda es incontestable. Si uno de esos estados fuera responsable del suministro de esas armas, lo más normal es que intentes oscurecer su procedencia todo lo que puedas. Así que puedes terminar pensando 'Muy bien, es Ucrania' — está metida en el mercado del tráfico de armas, así que puedes terminar pensando que te lo crees".

Más allá de las teorías conspirativas, hay otra alternativa que deberíamos contemplar: el error humano. El informe asegura que esta "evidencia" fue publicada por el ministerio del Interior de Kuwait. Sin embargo, en la página web del ministerio no hay mención alguna a las detenciones, y sus funcionarios han declinado hacer declaraciones, una y otra vez, ante las sucesivas peticiones de VICE News. Así que, no habría que descartar que alguien en Kuwait, una persona bajo presión, un ser humano asustado, decidiera inventarse la historia entera.

"O sea… ¿A quién dicen que han capturado? Ni lo sabemos", explica Clarkson. "¿Hasta qué punto están vinculados estos tipos con otros servicios de inteligencia o de seguridad? Ni siquiera sabemos si sus servicios de inteligencia mantienen relaciones con los rusos. Por no saber, no sabemos ni si la historia es verdadera. Lo mismo se han sacado a Ucrania de la chistera. Siempre damos por supuesto que todo responde a una orquestación profunda, a una trama complejísima… pero podría tratarse perfectamente de algún estúpido burócrata pasando el rato en su oficina. Un tipo que se dice, "hagamos que Ucrania aparezca en todos los titulares, venga'".

Así pues… ¿cuál es la respuesta? ¿Acaso Estado Islámico se ha armado hasta los dientes en Ucrania? Probablemente, no. Es una noticia resultona, que encaja bien en la espiral de la información actual, una espiral que versa sobre guerras y terrorismo. Sin embargo, está plagada de socavones. Hay demasiados como para tomársela seriamente. Y resulta mucho más estimulante elucubrar sobre la opacidad de lo ambiguo que tragarse un embuste tan flagrante .

"Esta noticia se reduce una situación muy prosaica: la de un tipo que decide decir algo", argumenta Spleeters, un productor de periodismo de investigación de altos vuelos, que ha descubierto monumentales escándalos militares, y ha arrojado luz sobre cómo se trafica con armas en los rincones más oscuros del planeta. "No hay documentos, no existe ninguna prueba. Todo esto está basado únicamente en lo que cierta agencia de noticia de Kuwait, o en lo que las autoridades de Kuwait, están diciendo. Podríamos pasarnos la eternidad entera hablando de esto. Podría ser cualquier cosa".

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