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ESPAÑA

La 'lucha de clases' vence a la 'independencia catalana a cualquier precio' — ¿Y ahora qué?

La resolución de la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) de no investir al conservador Artur Mas introduce la clásica dicotomía entre izquierda y derecha, según los expertos. VICE News analiza los escenarios que surgen de la negativa.
Manifestantes independentistas el 11 de septiembre de 2015 en Barcelona. (Imagen por Quique Badia)
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Traspié del proceso secesionista catalán tras la decisión del consejo político de la anticapitalista Candidatura d'Unitat Popular (CUP) y su Grupo de Acción Parlamentaria (GAP) de no investir a Artur Mas, el candidato conservador propuesto por el artefacto electoral de Junts pel Sí (JxSí) como condición para llevar a cabo la ruptura de la Comunidad Autónoma de Cataluña con España.

La votación fue ajustada: 32 votos a favor de llevar al candidato de centro-derecha a la presidencia y 36 en contra. Este escenario puede conducir a la convocatoria de elecciones anticipadas en marzo en la autonomía catalana si JxSí no presenta un candidato alternativo, un supuesto al que la CUP ya ha mostrado su apoyo.

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Los resultados de las elecciones autonómicas del 27 de septiembre de 2015 dieron a los 10 diputados de la CUP la clave para la investidura de Mas, quien, a pesar de ocupar el cuarto puesto de la lista de JxSí, que irrumpió en el parlamento con 62 escaños, fue propuesto como candidato a la presidencia. Los anticapitalistas defendieron la no investidura de Artur Mas antes de la contienda.

JxSí es un artefacto electoral impulsado por la conservadora Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), encabezada por Mas, y la socialdemócrata Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), junto a otras formaciones y colectivos. Esta amplia coalición se creó para convertir las pasadas elecciones autonómicas en un referéndum de facto puesto que  la consulta del 9 de noviembre de 2014 fue puramente simbólica. El carácter transversal de esta agrupación y el objetivo de ceder protagonismo a la sociedad civil hicieron que Artur Mas no ocupara el primer puesto de la lista.

A pesar de la euforia inicial, una cada vez más evidente sensación de derrota planeaba en el aire. Analizando los resultados, el apoyo a una declaración unilateral de independencia contó con el apoyo de 1,95 millones de personas en las elecciones del pasado 27 de septiembre (JxSí y la CUP) frente a los otros cuatro grupos restantes, que recogieron 1,97 millones de sufragios. La ley electoral española es proporcional, hecho que favorece la representación en la cámara de la autonomía de los municipios con menor peso demográfico.

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Pero un matiz necesario: Catalunya Sí Que es Pot, coalición apoyada por el partido de nuevo cuño Podemos, no se opone a la independencia, pues algunos de los sectores que integran el partido estarían en disposición de hacer campaña por la secesión si se convocara un referendo pactado.

La formación anticapitalista de la CUP llegó a esta resolución tras un complejo proceso de debate asambleario, siendo esta forma organizativa uno de los ejes vertebradores de su apuesta política. La reunión del consejo fue la fórmula escogida para desencallar el insólito empate de los más de 3.000 de sus miembros y simpatizantes que asistieron a una asamblea en la ciudad catalana de Sabadell el pasado 2 de enero para pronunciarse sobre la cuestión.

Artur Mas va dir que no seria obstacle, és el moment de demostrar-ho. La independència té majoria, ell no:— Edgar Fdz (@EdgarFdz)4 gener, 2016

'Artur Mas dijo que no sería obstáculo, es el momento de demostrarlo. La independencia tiene mayoría, él no:'. Edgar Fernández participó del consejo político de la CUP.

Secesión mediante desobediencia en Cataluña, ¿primer paso de la ruptura con España?. Leer más aquí.

¿Qué pasará ahora?

El "no" rotundo de la CUP obliga a JxSí a moverse. Los anticapitalistas habían propuesto presidencias alternativas a Mas, entre ellas la de Oriol Junqueras, el líder de ERC. El eje de la presión se ha desplazado hacia el líder conservador. El tuit del diputado de los socialdemócratas en el Congreso español es un ejemplo de ello:

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Moment d grans decisions i patriotisme. Si Mas fa pas al costat i cedeix Presidència a 1 membre del seu partit, fem Govern i procés endavant

— Joan Tardà i Coma (@JoanTarda)4 gener, 2016

'Momentos de grandes decisiones y patriotismo. Si Mas da un paso a un lado y cede la Presidencia a un miembro de su partido, haremos Gobierno y proceso adelante'.

No ha sido la única manifestación pública en este sentido: el presidente de la Assemblea Nacional Catalana, un instrumento de movilización independentista clave en el momento político actual, declaró en Catalunya Radio que se sentiría "enormemente satisfecho" si Mas diera un paso atrás para evitar elecciones en marzo.

"Sólo hay dos salidas. Que Junts pel Sí proponga otro candidato: el más probable sería Junqueras, o el escenario de unas nuevas elecciones", declara a VICE News Fernando Vallespín, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Vallespín entiende que tras la pérdida de apoyos constatada con Democràcia i Llibertat — la marca con la que CDC se presentó — en las generales del pasado 20 de diciembre, ERC es su sucesor natural para llevar la batuta del proceso secesionista. Para el politólogo, lo natural para los republicanos es crecer por el independentismo, ya que el espacio de izquierdas ha sido fuertemente capitalizado por En Comú Podem, vinculado a Podemos y ganador claro de las generales en la comunidad autónoma con doce escaños y casi la cuarta parte de los votos emitidos.

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Podemos es el único partido de ámbito estatal y con opciones de formar gobierno que defiende un referendo vinculante para Cataluña. De hecho, su líder, Pablo Iglesias, ya ha declarado que esa es una condición sine qua non para negociar cualquier pacto gubernamental.

"Se vuelve al esquema del derecho a decidir porque la desconexión exigía una mayoría más amplia, porque el plan de Mas ha fracasado y porque cuando se optó por la desconexión la situación en el ámbito estatal era de bloqueo jurídico e institucional. Ahora hay un partido que apoya el derecho a decidir [Podemos], ya no hay una situación tanto de impasse", añade Vallespín.

Coincide en esta afirmación el artículo del politólogo Jordi Muñoz para el diari ARA, quien constata una evidencia: "el plebiscito del 27 de septiembre no dio una mayoría absoluta de votos independentistas".

"Para plantear una ruptura con el statu quo constitucional, hace falta levantar una alianza que vaya claramente más allá del 48 por ciento del 27-S", sostiene Muñoz, quien recuerda que el secesionismo sigue por debajo de la barrera de la mitad de los sufragios con un 48 por ciento de apoyos, pero que el statu quo consiguió sólo el 39 por ciento del voto. Una oportunidad para el independentismo.

"Es con los referéndums como se dirimen las demandas de independencia en contextos democráticos. No es viable plantear un proceso de secesión que no pase por un referéndum en el que se pregunte directa y explícitamente sobre la independencia", sigue el politólogo catalán refiriéndose a una opción, la de la consulta, que cuenta con un amplio respaldo en la comunidad autónoma.

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"Sólo será viable si ERC está enfrente de un nuevo Gobierno y quiere jugar un papel pivotal", actualiza su opinión Muñoz para VICE News tras la decisión de la CUP.

Y con la vuelta al referéndum Vallespín ve otro retorno a un esquema clásico: el eje izquierda - derecha.

"Se vuelve al esquema del derecho a decidir y el eje izquierda - derecha vuelve a cobrar fuerza: el espacio más natural de la política que cuenta con más complejidad", sostiene el madrileño.

¿De verdad el presidente de Cataluña puede ser condenado por la consulta del 9N?. Leer más aquí.

Rupturas en la CUP

Cualquiera de las dos opciones, investir o no a Mas, llevaba aparejada la posibilidad de una ruptura interna de la formación anticapitalista. En los últimos años, la extinta federación nacionalista de la que CDC formaba parte ha avalado la aplicación de políticas de austeridad dictadas por Bruselas y ha estado implicada en múltiples delitos de corrupción.

El más significativo, la imputación del fundador del partido de Artur Mas y figura referencial del catalanismo, Jordi Pujol, por blanquear las comisiones que supuestamente percibió su hijo de empresas contratistas del gobierno autonómico. A la facción más enraizada en los movimientos sociales de la CUP le habría sido muy difícil justificar este apoyo.

La CUP de hoy tiene sus orígenes en el llamado Procés de Vinaròs, en el que lo que quedaba del independentismo revolucionario de los 90 designó a las agrupaciones en los municipios de esta formación como su referente en las instituciones. Hasta que en 2012 diera el salto al Parlamento catalán, el partido anticapitalista se centró, básicamente, en las contiendas municipales.

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En un artículo publicado el pasado sábado 2 de enero en el periódico El País, el politólogo Carles Foguet citaba una entrevista en el magazine cultural Jot Down al diputado de la CUP, David Fernández, para ilustrar las contradicciones que implicó para el independentismo de izquierdas dar el salto al parlamento autonómico.

"El Parlamento no espera a que hagamos una asamblea para cada votación. Al principio creíamos que en un 90 por ciento de las votaciones ya sabríamos lo que teníamos que hacer porque estaba en el programa. […] Al final fue un 65 por ciento con el programa, un 30 por ciento haciendo maravillas tecnológicas para saber qué decía cada territorio y el resto, directamente parar máquinas", declaró entonces Fernández.

En este sentido y en el mismo artículo, la profesora de Historia Contemporánea, Paola Lo Cascio, señalaba los problemas que decisiones binarias en momentos de polarización podían acarrear a la organización anticapitalista.

"El sistema CUP es muy político — en el sentido de la complejidad — y democrático a la hora de fijar estrategias a largo plazo. […] Pero no está claro que sea eficaz para establecer decisiones en torno a una pregunta binaria. El solo hecho de plantear preguntas binarias violenta el modus operandi de estas organizaciones", declaró Lo Cascio.

A lo largo del proceso de configuración de su propuesta se fraguaron dos almas, una más pragmática y otra más ideologizada, articuladas en las organizaciones Poble Lliure y Endavant, respectivamente. Las votaciones de estos días han hecho estallar las tensiones entre ambos.

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Tras la votación de este domingo varios cargos electos de la CUP, alcaldes incluídos, han mostrado su malestar por la decisión, y algunos de ellos han anunciado que dejarán el partido.

En el momento de escribir estas líneas trascendía la renuncia al acta de diputado de Antonio Baños, que encabezó la lista de la CUP al Parlamento catalán.

Elecciones en Cataluña: los argumentos de los que defienden independizarse de España. Leer más aquí.

Los orígenes del conflicto secesionista

A la situación actual se ha llegado después de una escalada de la tensión entre los gobiernos de Madrid y Barcelona que tuvo su punto de partida en 2006 con la aprobación de un nuevo Estatuto autonómico para Cataluña por parte del parlamento catalán, y el compromiso verbal del gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero para implementarlo.

Un Estatuto que nunca llegó a entrar en vigor porque el TC declaró inconstitucionales algunos de sus puntos tras una enmienda del conservador Partido Popular (PP), la formación gobernante en España. Este hecho provocó la primera gran movilización en Cataluña el 10 de julio de 2010. La llegada de los populares y Mariano Rajoy al Gobierno en noviembre de 2011 tensó aún más la cuerda entre ambas administraciones.

Uno de los últimos episodios de las reacciones de la judicatura fue la imputación de Artur Mas por un delito de desobediencia al considerarlo uno de los organizadores de la consulta del 9 de noviembre de 2014.

De pedir una mejor financiación para la región, la formación de centro derecha CDC que gobernaba la autonomía ha pasado a abrazar las tesis independentistas como único camino para "tener un estado más justo". La falta de diálogo entre Madrid y Barcelona ha provocado que desde 2012 miles de catalanes se hayan echado cada 11 de septiembre (día nacional de Cataluña) a las calles a favor de la independencia. Unas manifestaciones donde la sociedad civil ha jugado un papel muy importante más allá de las formaciones políticas.

Elecciones en Cataluña: los argumentos de los partidarios de la unidad de España. Leer más aquí.

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