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VICE World News

Los yazidíes temen regresar a Sinjar incluso después de la retirada de Estado Islámico

La sangrienta lucha y la crueldad de Estado Islámico ha dejado serias cicatrices tanto en la aldea iraquí como en sus gentes.
Escombros y amasijos de metal en la carretera de Sinjar. (Imagen por John Beck)
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El fulminante éxito de una ofensiva kurda que se había propuesto desterrar a los guerrilleros yihadistas de Estado Islámico (EI) de la aldea iraquí de Sinjar ha posibilitado que sus antiguos habitantes se planteen regresar a su hogares. Sinjar, cuya población es mayormente yazidíes, fue prácticamente desalojada hace 15 meses por la violencia sectaria de EI, que se hizo con las riendas del lugar. Sin embargo, a pesar del éxito de la ofensiva kurda la lucha sin cuartel y la crueldad de los guerrilleros yihadistas ha dejado cicatrices permanentes tanto en la zona como en sus vecinos, muchos de los cuales no se atreven a regresar.

EI conquistó Sinjar durante el pasado mes de agosto, mientras los soldados del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), también conocidos como peshmerga, se retiraban abatidos. El grupo terrorista considera que los yazidíes, una minoría religiosa que se concentra mayormente alrededor de la ciudad, son apóstatas. Una razón suficiente para violar a las mujeres, esclavizar a los hombres y matar a miles de todos ellos.

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Cientos de miles de yazidíes lograron huir de Sinjar. Algunos de ellos lograron hacerlo gracias a la ayuda de otros dos grupos de militantes kurdos, los proscritos independentistas turcos del PKK y las Unidades de Protección Popular (YPG). Muchos buscaron refugio en el monte Sinjar — que se eleva más allá del extrarradio del pueblo — y terminaron quedándose atrapados allí sin agua ni comida. La situación terminó convertida en una desesperada crisis humanitaria que desató la intervención del los bombarderos estadounidenses contra las posiciones de Estado Islámico. También se hicieron llegar alimentos y medicinas por aire a los refugiados en el asentamiento montañoso.

En imágenes: fuerzas kurdas celebran la expulsión de Estado Islámico en Sinjar. Ver aquí.

Sin embargo, el pasado miércoles por la noche, una alianza de fuerzas integradas por unos 7.500 soldados peshmerga, combatientes del PKK y de las YPG y de milicias yazidíes, desplegó una ofensiva sobre Sinjar con el apoyo del ejército estadounidense. La victoria fue inmediata y los guerrilleros yihadistas de EI recularon sin ofrecer la menor resistencia. El viernes por la mañana, los guerrilleros kurdos hicieron ondear sus banderas en el centro de la aldea.

La lucha, sin embargo, ha destrozado Sinjar. Las casas, las tiendas y los edificios públicos que se levantaban hace solo unas semanas se han visto reducido a escombros. Y la mayoría de los automóviles que quedaban aparcados en sus calles son ahora amasijos de hierros cuajados de orificios de bala.

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Un yazidí regresa a lo que queda de su casa en Sinjar. (Imagen por John Beck).

El viernes por la noche, un pequeño número de antiguos residentes emprendió el regreso. Solo unos pocos tuvieron la suerte de encontrarse con sus hogares intactos. Y pese a que la lucha ya había terminado, el peligro seguía acechando en cada esquina. Varios morteros que no llegaron a explotar surcan sus calles. Además, los soldados peshmerga están seguros de que los guerrilleros yihadistas de EI no se habrán retirado sin antes tender trampas explosivas en las carreteras y explosivos en los edificios. Mientras las noticias de la victoria kurda se propagaban, el tráfico hacia Sinjar quedó sitiado por un perímetro de seguridad trazado por los propios peshmerga. "Esto es un caos, hay que tener siete ojos para moverse por aquí", cuenta un guarda de aspecto preocupado.

En imágenes: el bazar de armas donde los kurdos se abastecen contra Estado Islámico. Ver aquí.

El presidente del GRK, Masoud Barzani convocó una rueda de prensa en la montaña el viernes por la tarde. Barzani prometió que la ciudad será reconstruida y que los explosivos serán desarticulados en dos días. Unas horas después, llegaron un escuadrón de explosivos apenas provisto de un detector de metales y de alicates, y una procesión de apisonadoras para despejar las calles.

Las apisonadoras despejando las calles de Sinjar. (Imagen por John Beck)

Pese a todo, las cicatrices provocadas por los brutales maltratos infligidos por los terroristas a los yazidíes incluso después de la retirada, siguen presentes. Algunos policías iraquíes de religión yazidí señalaron la localización de una residencia y de un antiguo hospital donde quedaban algunas esclavas concentradas. El viernes fue descubierta una fosa común cubierta con los restos mortales de decenas de mujeres yazidíes abatidas a manos de los guerrilleros yihadistas.

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En imágenes: la academia donde Al-Nusra prepara a la próxima generación de yihadistas. Ver aquí.

La memoria de la salvaje violencia de Estado Islámico sigue todavía muy fresca, así que pese a que muchos yazidíes celebraron la noticia de la liberación, su regreso sigue siendo una incógnita. Muchos han quedado traumatizados por lo que han padecido y por su consiguiente desplazamiento, y no todos confían en que los peshmerga sean capaces de garantizar su seguridad.

"Han liberado la aldea, pero muchos de los nuestras han sido asesinados y muchas de nuestras mujeres secuestradas", confiesa una mujer a VICE News desde un campamento polvoriento e improvisado levantado cerca del perímetro de seguridad de los peshmerga. "Nuestras casas han sido invadidas y destrozadas y solo regresaremos si nos aseguran que no padeceremos otro genocidio".

Una ranchera calcinada y plagada de orificios de bala en Sinjar (Imagen por John Beck)

La mujer se lamenta de sus condiciones de vida — vive en una tienda y no tiene acceso a agua potable — y asegura que tiene muy poca fe en las habilidades de los peshmerga por garantizar la seguridad de su familia. "Antes había miles de peshmerga en Sinjar, pero nunca nos protegieron. Nos abandonaron y nadie nos asegura que no vayan a hacerlo de nuevo… Vimos morir a mucha gente y queremos asegurarnos de que esto no se repita", ha explicado.

¿Qué hay detrás de las letales represalias de Turquía contra el PKK? Leer más aquí.

La mujer añadió que se sentiría mucho más segura si se produjera un gran despliegue del PKK. "Ellos sí que nos han ayudado antes y les estamos muy agradecidos", explica. "Son de los nuestros".

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Otros sugieren, entre muchos gestos de asentimiento, que alguien debería destinar una flota de pacificadores para proteger la ciudad.

Una calle de Sinjar. (Imagne por John Beck)

Algunos yazidíes son más optimistas. Sentados de piernas cruzadas a la salida de una tienda de campaña, beben té y hablan animosamente. Un hombre de barba blanca asegura que confía en las promesas de Barzani. "Si lo prometen y dejan a nuestros soldados allí, entonces volveremos a casa", explica.

A pesar de los miedos al regreso de Estado Islámico, la gran mayoría parece dispuesta a seguir con sus vidas y dejar atrás el limbo en el que han vivido las últimas semanas. "Eso ya ha pasado", comenta una anciana. "Ahora queremos un futuro".

Un yazidí sostiene un rosario en el campamento improvisado que se ha convertido en su hogar, desde que huyera de Sinjar, en agosto de 2014. (Imagen por John Beck)

Sigue a John Beck en Twitter: @JM_Beck