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Uribe, el expresidente colombiano que podría reiniciar la guerra el 31 de octubre

La tregua entre el gobierno y las FARC se acabaría en 26 días, anunció ayer el mandatario Santos. El líder de la guerrilla, Timochenko, tuiteó sorprendido "¿De ahí para adelante continua la guerra?". Uno de los responsables se llama Álvaro Uribe.
Une femme colombienne vote lors d'un référendum concernant l'accord de paix entre les FARC et le gouvernement. Photo de REUTERS/Jaime Saldarriaga

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Colombia amaneció este miércoles con una duda: ¿volverá la guerra a partir del próximo 31 de octubre?

El inesperado "no" a los tratados de paz causó que ayer por la noche los televisores del país sudamericano emitieran una escena que, hasta hace tres días, parecía imposible: el presidente Juan Manuel Santos informó que, a la vista de los resultados del plebiscito, el cese al fuego entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ya no es indefinido.

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En 26 días, la tregua con la guerrilla podría romperse, si no se encuentra una salida a la "zona gris" en la que se metió Colombia al rechazar el pacto de La Habana. El anunció parece haber tomado por sorpresa al líder de la guerrilla, Rodrigo Londoño, 'Timochenko', quien en su cuenta de Twitter preguntó lo que millones tienen en la cabeza: "¿De ahí para adelante continúa la guerra?"

"@JuanManSantos anuncia que el cese al Fuego con las @FARC_EPueblo va hasta el 31 de octubre" ¿De ahí para adelante continúa la guerra?
— Timoleón Jiménez (@Timochenko_FARC) 5 de octubre de 2016

El inesperado movimiento político bien puede ser interpretado como una réplica a ese poderoso terremoto llamando "expresidente Álvaro Uribe", quien durante sus ocho años en el poder, de 2002 a 2010, lideró una implacable campaña contra las FARC, el grupo rebelde más grande del país. El mismo que pasó los últimos tres años tratando de derribar el histórico acuerdo de paz entre el grupo insurgente y el presidente Juan Manuel Santos.

Con el resultado del "no" al acuerdo de paz, el expresidente ahora está buscando influir en los términos de un nuevo pacto, uno más duro, con los rebeldes que libraron una batalla de 52 años, que dejó más 220.000 muertos y cerca de 7 millones de desplazados.

"La victoria del 'no' nos ha puesto en una posición difícil, aunque cuando triunfó la negativa me sentí aliviado porque sé que la victoria del 'sí' habría sido más difícil para mi país", dijo Uribe a la cadena de noticias CNN el lunes por la mañana. "Estamos proponiendo que todos sigamos negociando los acuerdos".

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El presidente Santos había dicho durante las semanas previas a la votación del domingo que no habría "ningún plan B" para el pacto con las FARC. Ahora, el presidente está arrinconado y tendrá que aceptar una nueva negociación, si es que quiere salvar el acuerdo histórico, así como su legado político, el cual comprometió con el plebiscito.

Colombia dijo 'no' a los tratados de paz y se aboca a la incertidumbre. Leer más aquí.

El encargado de las negociaciones del gobierno y dos miembros del gabinete de Santos ahora deberán reunirse con los líderes políticos cercanos a Uribe para iniciar un nuevo proceso.

Pero ningún político es tan ingenuo para pensar que será fácil para estos enemigos políticos encontrar un punto de acuerdo. Y aún falta tomar en cuenta la postura de las FARC.

El impacto que ha resultado de la votación se ha sentido a menos de una semana después de que Santos y Timochenko firmaran el acuerdo en una ceremonia llena de reconciliaciones y aprobación internacional. En algunas partes del país incluso se implementó el acuerdo antes de que se ratificara formalmente. De ese tamaño era la esperanza.

'Las FARC se mantendrán fieles a lo que fue acordado'.

Una de las consecuencias inmediatas del "no" fue que Timochenko se apresuró a asegurar que las FARC continúan comprometidas al cese de fuego en vigor. ¿Pero estará realmente dispuesto a dirigir a los rebeldes para negociar al menos los puntos que han sido aplicados durante los cuatro años de pláticas?

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Hasta ahora, la incertidumbre continúa.

"Las FARC se mantendrán fieles a lo que fue acordado", dijo Timochenko en un video difundido el lunes pasado. "El plebiscito no tiene ningún impacto legal. El único impacto que tiene el voto es político".

Pero la política prevaleció, y entre los ganadores del sorprendente resultado del domingo está Uribe.

Colombia: cómo los medios han presentado a las FARC como el principal mal del país. Leer más aquí.

"Hay posibilidades de que los rebeldes se den cuenta de que el pueblo no los apoya, y entonces presionen para que se les conceda más de lo que obtuvieron en los acuerdos de La Habana", dijo Adam Isacson, asociado en jefe de políticas de seguridad regional en la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

Las posición de las FARC es particularmente delicada, ya que algunos de sus 7.000 miembros ya han comenzado a trasladarse a los campamentos de desmovilización supervisados por la Organización de las Naciones Unidas, donde deberán comenzar su transición hacia la vida civil.

"Ese proceso está parado ahora", dijo Isacson, quien señaló que el acuerdo de paz suspende las garantías de arresto para los combatientes de las FARC, quienes ahora podrían reactivarse.

Otros analistas sugieren que los combatientes podrían estar preocupados por la capacidad de sus líderes para mantenerlos a salvo de cualquier ataque en caso de desmovilizarse completamente. Y también podrían ser presionados para dejar el lucrativo negocio del tráfico de drogas a cambio de una desmovilización cada vez menos segura para ellos, en un país donde gran parte de la población los desprecia.

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"El grupo guerrillero podría comenzar a enfrentar desacuerdos internos sobre el camino que deben seguir", dijo Kristian Herbolzheimer, experto en resolución de conflictos de la organización pacifista Conciliation Resources, a VICE News. "Eso depende de cuánto dure el actual estancamiento de los acuerdos".

'El gobierno ha sido gravemente herido políticamente hablando'.

Sin duda, la decisión del domingo ha puesto en duda el futuro de Santos, quien es mucho menos carismático que Uribe. Al actual presidente frecuentemente se le acusa de preocuparse más por asuntos internacionales que por las necesidades de Colombia y ha enfrentando una gran cantidad de problemas económicos. Los índices de popularidad de Santos estaban por debajo de los 20 puntos antes del referéndum del domingo y es posible que el "no" desplome esa lastimada popularidad.

Con o sin él, algunos observadores ya han condenado a su gobierno, y se preparan para las siguientes elecciones en 2018. La maniobra política ya está en camino: el exministro de finanzas Oscar Iván Zuluaga, uno de los tres aliados del expresidente Uribe designados para asistir a las próximas charlas con los representantes de Santos, es visto como uno de los favoritos para competir en las elecciones presidenciales de 2018. Para desagrado de Uribe, la Constitución le impide postularse de nuevo.

"El gobierno ha sido gravemente herido políticamente hablando", dijo el reconocido analista político Jorge Restrepo al diario chileno La Tercera. "Esto tendrá un importante impacto económico".

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Para muchos, el impactante revés en Colombia es similar al Brexit del Reino Unido para abandonar la Unión Europea, donde la retórica populista y la desinformación prevalecieron sobre la razón.

"No hay ninguna duda de que este era el mejor acuerdo de paz que se pudo haber negociado", expresó Jorge Castañeda, exministro de Relaciones Exteriores de México y autor de numerosos libros sobre conflictos armados, en la cadena de radio mexicana Radio Fórmula. "Es una lección para todos de que lo sensible, razonable y lógico está perdiendo importancia en el mundo".

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